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Duende Flamenco / Desde Bruselas.

Antonio Agujetas: un cante digno de escuchar

En mi profesión, como en muchas, siempre hay que estar al corriente de estudios y novedades que surgen cotidianamente; y esto para ofrecer el mejor servicio posible a la gente que nos da su confianza . A veces, ojeando una que otra revista médica especializada, topamos con estudios diferentes procedentes de dos personas pertenecientes a la misma universidad, o (aunque no muy frecuentemente) perteneciente a la misma familia; ya sea en filiación directa (hijos-padres-hermanos) o colateral (primos).
En el flamenco, últimamente, algo de esta índole a pasado y además casi simultaneamente. Más sorprendente es el acontecimiento cuando éste es de importante calidad artística.
Todos los amantes de flamenco conocíamos de sobra el cante de Agujetas el Viejo y quizás tanto más el de su hijo Manuel y su nieto Diego Rubichi.
Dolores Agujetas (nieta de Agujetas el viejo e hija de Manuel) hace poco nos sorprendió en su primer disco con su cante rancio, sabio, puro, y "poliétnico".
Antonio, hermano de Dolores, a poco de sacar su hermana disco nos ofrece su primer verdadero trabajo discográfico; en él nos damos cuenta que su cante es digno de escuchar.
En pocas familias cantaoras vemos tanta continuidad artística: y creo (que me corrija alguien si me equivoco) que con los Agujeta dicha continuidad es inédita y singular.

Pero, vayamos de sorpresas en sorpresas, y volvamos al trabajo de Antonio.
Su cante, como decía, es digno de escuchar, y esto último por diferentes motivos.

Está primero la respuesta fisiológica del oyente: el pellizco (o duende "torrista") aparece en todos los cantes grabados en este primer trabajo discográfico (esto -perdonen la incursión de tipo profesional- se podría estudiar científicamente y, estoy casi seguro, corresponde a altos niveles de endorfina en sangre).
Nos damos también cuenta que por ser un primer trabajo, lo que más sorprende es la seriedad del cante de este joven cantaor. Se desprende de su voz al escucharlo una seguridad y una seriedad increibles: me viene a la mente un Curro Malena en sus inicios.

A ningún gran cabal se le habra escapado el metal "chocolatero " de su cante. El que como yo se halla una día enamorado del cante de Antonio (el de Sevilla) no puede no encontrar en el de Antonio (el de Jerez) un mismo giro de voz en ciertos fraseados del cante (no continuamente).
Pero este hecho también requiere una explicación.
Es casi imposible que Antonio Agujeta lo haga queriendo puesto que no lo hace siempre y nunca en los momentos del cante en que lo hace Chocolate.
De todas formas, el parentezco gusta y nunca choca como en otros cantaores en los que la imitación es obvia.

Como le pasa a su hermana, la filiación paterna en el cante es inconfundible, sin embargo en Antonio el eco "agujista" persiste más durante el cante que en Dolores; pero en él "disgusta" menos que en ella.
Claro que todo esto es inevitable, y puesto que estamos en un "caso" dentro del cante flamenco sin precedentes, no podemos analizar la problemática como es debido al no tener coordenadas de referencia.

Para finalizar, decir que este joven intérprete tiene tanta fuerza artística cantando, que me gusta pensar que nunca lo desnaturarán las casas discográficas; obvio es decir que esto último vale igualmente para su hermana.
Termino deseando esto: que nunca le hagan meter cajón peruano y otros artilugios acústicos en el cante tan noble que tiene.
Suerte Antonio en tu futuro flamenco y personal !!

José el del Pumarejo
(artículo escrito en mayo 2001)

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